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¡¡¡FUERA MILITARES Y PARAMILITARES DE CHIAPAS, OAXACA Y DE TODO MÉXICO!!! ¡¡¡FUERA REGÍMENES DE TERROR DEL PLANETA!!!¡¡¡ATENCO LIBRE!!!¡¡¡LIBERTAD A TODXS LXS PRESXS POLÍTICXS!!!VIVA LA SEXTA DECLARACIÓN DE LA SELVA LACANDONA!!!¡¡¡EXIGIMOS LA APARICION INMEDIATA DEL TIO Y DE TOD@S L@S DETENIDOS DESAPARECID@S,VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!!!NO A LA GUERRA EN NINGUNA PARTE DEL MUNDO

SOLO EL PUEBLO ORGANIZADO VENCERÁ



jueves, 13 de noviembre de 2008

Ciento doce años

Alejandro Martínez Lira



Ciento doce años. Cincuenta y dos años de reclusión para dos narcos dice el diario, éstos, hallados culpables de delincuencia organizada, secuestro, delitos contra la salud y portación ilegal de arma de fuego. Cincuenta y dos años consideró el Juzgado tercero de Distrito en Materia Penal, allá, en Toluca, que era lo necesario para estos crímenes. En Veracruz, mientras tanto, otro fue condenado a quince años, otro a diez y otro a cinco.

Ciento doce años, por otro lado, el “Estado de Derecho”, la “Ley” consideró necesario sentenciar a un hombre por el crimen de pensar que:

¡Los males de un pueblo no pueden curarse con palabras, ni con buenas intenciones, nos reclaman sacrificios! ¡Dejé de creer que, a los golpes, se deba responder con una bendición!

Creo que responder es inevitable; la humillación y el dolor nos lo enseñaron, dejando tras de sí su cortejo de atrocidades e infamias.

Ciento doce años para el autor de estas palabras. Sesenta y siete no fueron suficientes. La Procuraduría General de “Justicia” del Estado de México (PGJEM), como quedó registrado en El Sol de México, con fecha del 7 de mayo de 2007, no se sintió satisfecha con los sesenta y siete años; sesenta y siete años no era suficiente encierro para quien responde a las humillaciones, a los golpes, al dolor, a la infamia provocada por los diversos instrumentos e instancias del Estado. Sesenta y siete años no fueron suficientes. De ahí que Alberto Cervantes sentenció cuarenta y cinco años más de prisión. Vaya que ha quedado claro quienes son los criminales más peligrosos: cincuenta y dos años para quienes han sido hallados culpables de delincuencia organizada, secuestro, delitos contra la salud y portación ilegal de arma de fuego, y ciento doce años a quien ha decidido amar a su tierra, a su gente:

Aquí nos damos cuenta que vivimos un periodo de la historia de nuestro país en el que el destino personal no cuenta, por que el destino de todo un Pueblo está en juego!.

¡La libertad no es privilegio de quienes aprisionan nuestras carnes!

¡Es el milagro de quienes anidan y paren en sus corazones amor por los demás!

Se penaliza con más odio, con más miedo a quien ha decidido amar una causa justa. Ahí está, Ignacio del Valle, Nacho, con ciento doce años de cárcel. Ahora leo y releo aquella carta escrita por él, titulada “Para los guardianes de los sueños”. Lo imagino escribiéndola, en una tarde invernal, una tarde infernal. Tarde fría de cárcel, tarde que se desfigura, tarde de Penal de Máxima Seguridad del Altiplano, tarde injusta, avara de luz entre las celdas, entre su celda. Lo veo escribir con su ánimo indoblegable, pues, al igual que él, algunos otros también sabemos:

Que un nuevo amanecer nos llama más allá del ayer, más allá del hoy, más allá de la misma muerte.



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