Babel
Javier Hernández Alpízar
La película que ya había quemado Zedillo, pero quemado no de guardar en un CD sino de chamuscar, tatemar y desacreditar, esa misma se fusiló Reforma (“Corazón de México”) en su edición del sábado 27 de marzo de 2010.
Con la sensacionalista cabeza “Desencapuchan al Sub Marcos”, y por arriba el balazo: “Exhibe presunto ex zapatistas rostro del líder del EZLN”, Reforma publicó uno de esos libelos, en la vena de El Móndrigo, con fotos borrosas como las de amantes de los OVNIS (o UFOS).
Parece que a los halcones del militarismo y la mano dura en México no les alcanzó la lana para comprarse un Carlos Tello o un Aguilar Camín que le diera aire académico a su borregazo y se tuvieron que conformar con filtrar, a través de una agencia con nombre farandulero, para más seriedad, “Staff”, el libelo contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
La foto del presunto Marcos sin capucha no es la misma que mostró Ernesto Zedillo, el carnicero de Acteal, antes de una fracasada intentona militar contra el EZLN. Ahora parece que manosearon en el photoshop una foto de Osama Bin Laden y la pusieron en el lugar de aquel, al parecer olvidado, Sebastián Guillén Vicente.
Las notas (Hay otra en interiores, de título también sensacionalista: “Ubican bastiones de los zapatistas”) son periodísticamente irrelevantes. No hacen sino refritear lo que cualquier lector de internet se puede encontrar, mejor investigado y escrito, en muchas páginas de la web. Si por esa nota les cobraron un dineral, les robaron a los contrainsurgentes desencapuchadores.
Pero no todo es trivial. No lo es el hecho del periodicazo. Ni la intención de publicar fotos aparentemente reveladoras.
La nota tiene la intención de hacer aparecer al EZLN como “terrorista”. Porque lo vincula al grupo vasco ETA, al cual la prensa y sus lectores pasivos tienen ya ubicado como “terrorista”.
Además, la nota tiene intenta aparentar que el gobierno ha logrado infiltrar al EZLN y que posee más información sobre ellos.
Por lo tanto, a pesar de lo banal de la supuesta información y de lo ridícula de la especie de que el EZLN tiene “nexos con la ETA”, es importante no dejar pasar de humo la señal del ejército, al parecer el verdadero gobernante en México y la fuente segura, directa o indirecta, de Reforma.
Eso significa que el gobierno militarizado y contrainsurgente prepara un escalamiento de las agresiones que ya grupos paramilitares como el Ejército de Dios y la OPDDIC, así como policías ministeriales y el propio ejército han realizado en el ejido de Mitzitón, en Bolom Ajaw, en Montes Azules.
Incluso, quizá el gobierno acaricie la idea de una campaña militar en forma contra el EZLN.
Apenas el pasado 20 de marzo hubo una campaña nacional e internacional de apoyo a las bases indígenas civiles zapatistas. Quizá el gobierno haya visto que fueron “pequeñas” las acciones de apoyo, o quizá piense que puede ganar las mentes y corazones de la sociedad a través de periódico que se dice “Corazón de México”.
El mayor peligro que representa el EZLN para un gobierno llegado al poder mediante el fraude, sentado sobre bayonetas y espectáculos mediáticos militares, no es el militar: Precisamente por ello ponen el énfasis en la parte militar del EZLN, pues el mayor peligro es político.
En Chiapas hay un gobierno indígena democrático autónomo, independiente del gobierno, que no desconoció al gobierno desde el fraude del 2006 sino desde 1994, cuando le declaró la guerra. Ese gobierno es emanado de la base social, de las comunidades y pueblos indios. Se trata de un peligrosísimo ejemplo de autonomía, autodeterminación, autogobierno y autoorganización.
Un sector del pueblo mexicano, en Chiapas, está demostrando que se puede vivir y mejorar las condiciones de vida sin el gobierno federal ni el estatal, e incluso resistiendo su acoso militar y paramilitar.
La estructura política de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, y las Juntas de Buen Gobierno con sede en los Caracoles zapatistas es poco conocida entre el pueblo mexicano. Pero es la parte que al gobierno más le preocupa, es el mal ejemplo, porque representa la prueba viviente de que el pueblo puede liberarse de la clase parásita, la clase política, de los partidos políticos, para gobernarse solos y mejorar sus vidas.
Por ello la contrainsurgencia –que en Chiapas secuestra, hiere, viola, mata, en manos de los paramilitares– tiene también una expresión que quiere disfrazarse de “información periodística” en medios como Reforma, pues si incluso La Jornada ha publicado borregos, éstos provenientes del gobierno chiapaneco, y a veces de “académica”, donde la mediocridad moral e intelectual de grupos como Letras Libres y Nexos exhibe sus vergüenzas.
En todo caso, para quienes pensamos que las comunidades indígenas zapatistas están abriendo camino a un México posible, más justo y democrático, debe ser una señal de alerta.
Los zapatistas están organizados para resistir, de manera civil y pacífica, están dispuestos a morir como lo han demostrado más de una vez, e incluso tienen como último recurso el defenderse con las armas, aunque no sea esa su actual posición.
Por lo pronto, publicaciones como Reforma, La Jornada y otras que han ido dando espacio a esas filtraciones de la contrainsurgencia, más que desencapuchar a los zapatistas se están desencapuchando a sí mismas como medios títeres de los halcones guerreristas.
Hace años hubo un intento del EZLN de llevar la discusión nacional al plano internacional, tomando como primer punto una mesa de diálogo sobre el País Vasco. El intento falló y terminó con una especie de recíprocas mentadas de madre entre los etarras y Marcos. Hay algo de lo que los zapatistas pueden enorgullecerse: Desde el grupo armado que fue anterior al EZLN, como su prehistoria, las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), jamás han usado como método el causar terror, no han puesto nunca bombas ni petardos, no han secuestrado para pedir rescates ni asaltado bancos.
Los autores del libelo han de imaginar que el lector puede, después de ver alianzas entre el PRD y el PAN, o entre el PRI y el yunquista Manuel Espino, creerse cualquier cosa: pero el EZLN y la ETA están a años luz de distancia entre sí, en ideología, métodos, políticas.
Pero el gobierno quisiera poder llamar a los zapatistas “terroristas” para hacer sentir que se “justifica” su guerra sucia, con ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, desplazamientos forzados y todo tipo de violaciones a los derechos humanos: Eso, el del gobierno, sí es terrorismo.
Bastaría con seguir casos como el de las mujeres violadas por militares en Castaños, Coahuila, el 11 de julio de 2006, quienes ahora van a pedir justicia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Claro, quienes siguen esta noticia son agencias de información con ética como CIMAC, no Reforma.
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