"El horror de las desapariciones forzadas ha vuelto y creció”
"Llevamos décadas denunciando al terrorismo de estado, que no es nuevo”
"Repudien a los gobernantes de este estado asesino, a donde quiera que vayan. Exijan a los gobiernos de los demás países romper relaciones con ellos hasta que se presente con vida a los 43 compañeros normalistas desaparecidos"
H.I.J.O.S. MÉXICO
"Llevamos décadas denunciando al terrorismo de estado, que no es nuevo”
"Repudien a los gobernantes de este estado asesino, a donde quiera que vayan. Exijan a los gobiernos de los demás países romper relaciones con ellos hasta que se presente con vida a los 43 compañeros normalistas desaparecidos"
H.I.J.O.S. MÉXICO
Posicionamiento Ayotzinapa
A la
sociedad mexicana (A los que quedan)
A quienes todavía tienen ojos para leer, a
quienes están y creen que nunca serán desaparecidos, les queremos decir unas
palabras.
Somos H.I.J.O.S. México y esta vez, con la
rabia de siempre, pero ya sin pesar ni vergüenza, nos referimos a ustedes en
estos términos. Todas aquellas personas que hoy queden vivas y libres, todas
aquellas personas que leen o escuchan esto con curiosidad y que no cuentan en
su familia o amistades a alguien desaparecido, deben saberlo de una vez:
ustedes siguen.
Es terriblemente simple: por décadas nuestras
abuelas gritaron en las plazas, marcharon, repartieron volantes, se colgaron
las fotos de sus hijos al pecho; las llamaron locas, las amenazaron y las
reprimieron. Mientras tanto, la inmensa mayoría del pueblo mexicano hacía una
sola cosa: nada. Voltearon hacia otro lado; aprendieron la sonrisa sin memoria;
compraron algún bien y siguieron en la ficción de una vida sin desaparecidos,
porque “no eran suyos”. Después, dejaron crecer solos a sus hijas e hijos, sin
pensar siquiera si esa piedrita incómoda en el zapato podría crecer. Hoy, con
el dolor de los años, podemos decirles que se equivocaron: el horror ha vuelto
y creció.
Somos hijos e hijas también de su olvido,
habitantes de este país despedazado, al que estúpidamente amamos todavía, desde
lo más profundo. Por eso somos hijos del enojo, la indignación y la rabia ante
los hechos acontecidos en Tlatlaya, Estado de México y en Iguala, Guerrero;
somos hijos del dolor en Acteal, El Bosque, El Quemado, Aguas Blancas y tantas
otras. Nuestros padres son y fueron hombres y mujeres dignos y aguerridos que
lucharon de distintas maneras porque este país fuera mejor. Nosotros somos la
reivindicación de sus ideales y los mantendremos vivos siempre; porque pese a
todo, nos oponemos al olvido.
Pensamos que el horror había tocado nuestras
vidas cuando estábamos por nacer, cuando usábamos pañales; pensamos que nuestra
herida sería la de luchar contra el olvido de nuestro país, jamás contra las
fuerzas que nuevamente arrebatan padres y madres de sus casas dejando más hijas
e hijos en un abrazo vacío.
Si hoy, cuando nos siguen faltando y urge
localizar a los 43 estudiantes desaparecidos; si hoy ustedes tienen la
sensación de que pueden volver a mirar hacia otro lado; si tienen el oculto
deseo de que todo vuelva a ser igual, si quieren que este episodio de horror
pase y no atormente más sus pobres almas la próxima semana, sepan que esa es la
señal inequívoca: el suelo ha empezado a desmoronarse precisamente bajo sus
pies.
Somos el fantasma de las navidades futuras.
Estamos aquí para recordarles un porvenir que quieren desconocer. Generaciones
enteras de niños, niñas y jóvenes crecen hoy como un dolor en la raíz del
miedo, construyendo un futuro que ustedes, desde ya, quieren olvidar. Pero
nosotros no olvidamos. Y no perdonamos. Por suerte no somos los únicos.
Hoy, quizá como nunca antes, entendemos la
motivación de nuestros padres y madres al elegir el camino que eligieron.
Queremos que caiga este Estado en que todos los partidos y niveles son
cómplices; queremos castigo a los responsables y queremos a nuestros compañeros
vivos; queremos verdad y justicia.
De lo hecho o dicho hasta ahora, nada nos
calma ni nos hace sentido (salvo la rabia cruda, la gente en las calles). Los
opinólogos deberían hacer más y opinar menos; los analistas deberían moverse
antes de descalabrarse por el derrumbe de sus teorías. ¿De verdad creen que es
suficiente? No esperen que les aplaudamos a sus funcionarios cuando salen a
buscar desaparecidos por las calles como si se hubieran perdido en una
tormenta; como si no supieran por dónde y por quiénes empezar a buscar. No
esperen que el verbo “esclarecer” nos deje tranquilos, ni que sus renuncias
aparezcan como actos de heroísmo: todo eso no es ni lo mínimo. No basta.
Nuestro pueblo debe tener más autoestima. Los queremos vivos, queremos bien a
sus familias; queremos tras las rejas a responsables y cómplices, y queremos
que nunca más nadie tenga que llorar un desaparecido por motivos políticos, ni
por ningún otro motivo.
La herida en el corazón del país no podía ser
más clara. Desaparecer estudiantes; desaparecer futuros profesores. Nuestros
padres también estudiaron en Ayotzinapa, ¿es que a este país no le bastó con
que ellos ya hayan dado su vida? Nosotros pagamos el precio para que esta
sociedad transitara hacia un futuro mejor y aún así esta sociedad no lucha por
merecerlo. ¿Quieren desaparecer nuestra memoria? No lo permitiremos.
Es por esto que, en los albores de nuestros
quince años de existencia, H.I.J.O.S. México anuncia que se replanteará su
actuar, en honor a la memoria de nuestros padres y nuestras madres, y en honor
a quienes aún hoy, ante todo, siguen luchando por un otro mundo mejor. Esa
alegría que algunos admiraban se nos borró de golpe en Ayotzinapa; los colores
que solemos usar se están quebrando entre nuestras muelas apretadas de dolor y
rabia. Y no nos vengan a contar aquella historia de la alegría y la esperanza,
porque también nosotros la inventamos, pero hoy sabe a poco y no basta.
Y lo hacemos esta vez por ellos, por ellas.
Por Elín, por Juan Carlos, por Esther, por el Flaco, por Rafael, por Valentín,
por Tomás, por Alicia. Por tantos y tantas que nos faltan, desde hace tanto. Lo
hacemos esta vez también por los nuevos hijos, por las hermanas Alvarado, por
Nadin, por Dianita, por Heber, por Janahuy, por las nietas de Luli. Lo hacemos
también por nuestros hijos, los hijos de H.I.J.O.S., porque otra vez nos
negamos a que crezcan en un país que no se merecen.
Si la sociedad mexicana no hace hoy lo
extraordinario, cuando llegue el día en el que conozcan este dolor como propio,
no nos pregunten ¿por qué no hacemos nada en la búsqueda de sus familiares?,
sólo recuerden que llevamos décadas denunciando al terrorismo de Estado, que no
es nuevo. Asuman su responsabilidad en la continuidad de las desapariciones
forzadas en este país lleno de impunidad, simulación y corrupción. Sabemos que
hay muchas personas, maravillosas y valientes, que ponen cada día su trabajo y
corazón para detener el horror. Lo reconocemos y agradecemos, pero es urgente
que nos demos cuenta de que no está siendo suficiente.
Sentimos no tener hoy palabras más hermosas,
se nos están acabando; nos las quitaron cuando nos quitaron a 43 estudiantes de
la Normal Rural de Ayotzinapa, como nos quitaron a nuestras madres y padres,
como ha sucedido en los últimos 45 años que ustedes, los sin dolor, no quieren
ver.
Hacemos un llamado a la sociedad civil de
todo México, de América Latina y del mundo entero a solidarizarse urgentemente
con el pueblo del cual formamos parte. Esperamos en consecuencia que este
llamado que hacemos -que no es como tantos otros que hemos hecho- haga eco.
Deseamos y confiamos en que habrá una reacción a este grito que no hacemos
nosotros, sino todo el pueblo digno de México y que ahora replicamos. Repudien
a los gobernantes de este Estado asesino a donde quiera que vayan, exijan a los
gobiernos de los demás países romper relaciones con ellos hasta que se presente
con vida a los 43 compañeros normalistas desaparecidos, así como a las decenas
de miles de mexicanos que se encuentran también desaparecidos. Queremos
justicia y si el Estado no la provee, es el responsable directo del terrorismo
en que estamos inmersos. Ayúdennos a condenarlos como humanidad, porque los
desaparecidos nos faltan a todos, desde siempre y como nunca.
Hoy más que nunca: no olvidamos, no
perdonamos y no nos reconciliamos. Juicio y castigo a los culpables y sus
cómplices.¡Vivos se los llevaron y vivos los queremos!
México, Octubre 14 de 2014
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#México #Ayotzinapa
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